Escalera al cielo... Una historia sobre la sabiduría de los árboles
Un viejo carpintero caminaba por el bosque buscando madera para fabricar sus muebles cuando se encontró con un gran árbol que le habló.
El árbol vio que era un hombre amable y se hizo su consejero, le dijo todos los secretos de la madera para que sus muebles fueran hermosos y duraderos, le enseñó a interpretar la luna y a doblar las maderas más duras.
El carpintero hizo muchas cosas maravillosas para sus clientes y se hizo famoso en la región.
Entonces llegó un hombre de otro pueblo a pedir que le fabricara una escalera al cielo para que su hija consentida pudiera comerse la luna.
El carpintero aceptó el trabajo y fue a consultar al árbol para que le dijera cómo hacer este trabajo, el árbol le dijo que plantara una semilla del árbol de Oyamel y pusiera una silla en el piso donde habrá depositado la semilla.
Así hizo el carpintero y al sentar a la niña consentida en la silla le dijo: he aquí tu escalera al cielo, llegarás cuando tengas cien años, cuando el Oyamel haya crecido y tú hayas entendido que la luna brilla para todos en la tierra y no sólo para tu estómago.
Fotografía: Don Fontijn / Valle dei Templi, Agrigento, Sicily
Texto: Cuentos para Iluminar
Un viejo carpintero caminaba por el bosque buscando madera para fabricar sus muebles cuando se encontró con un gran árbol que le habló.
El árbol vio que era un hombre amable y se hizo su consejero, le dijo todos los secretos de la madera para que sus muebles fueran hermosos y duraderos, le enseñó a interpretar la luna y a doblar las maderas más duras.
El carpintero hizo muchas cosas maravillosas para sus clientes y se hizo famoso en la región.
Entonces llegó un hombre de otro pueblo a pedir que le fabricara una escalera al cielo para que su hija consentida pudiera comerse la luna.
El carpintero aceptó el trabajo y fue a consultar al árbol para que le dijera cómo hacer este trabajo, el árbol le dijo que plantara una semilla del árbol de Oyamel y pusiera una silla en el piso donde habrá depositado la semilla.
Así hizo el carpintero y al sentar a la niña consentida en la silla le dijo: he aquí tu escalera al cielo, llegarás cuando tengas cien años, cuando el Oyamel haya crecido y tú hayas entendido que la luna brilla para todos en la tierra y no sólo para tu estómago.
Fotografía: Don Fontijn / Valle dei Templi, Agrigento, Sicily
Texto: Cuentos para Iluminar
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